Sentir nos hace iguales.

La única característica relevante y suficiente para que un ser deba ser moralmente considerado y respetado como persona, no es la inteligencia, ni la capacidad de comunicar, ni el aspecto o el tamaño que tenga. Lo único relevante es que posea la facultad de sentir. 

La conciencia sensitiva es el único requisito necesario y suficiente para ser sujeto de consideración moral.