El veganismo implica rechazar todas las formas de explotación animal, como el entretenimiento con animales, pieles, zoológicos, peleas, u otras. Una de ellas es el consumo de cuerpos y derivados de animales, ya sean huevos, leche, miel, colorantes, grasas, huesos, etc. Sin embargo, esto no quiere decir que las personas veganas no coman alimentos comunes como hamburguesas, galletas, frituras, helados, entre otra gran variedad de productos elaborados con ingredientes vegetales y, por supuesto, aptos para personas veganas.
Para asegurarnos que los productos que compramos en el mercado no contengan sustancias de origen animal basta con revisar los ingredientes del empaque, de los cuales los más fáciles de identificar son la leche, huevos o miel y otros que quizá desconocemos su procedencia como los colorantes, por ejemplo: El colorante rojo E-120 o rojo 004 es extraído de insectos, principalmente de la cochinilla (Dactylopius coccus) también nombrado en el empaque como: ácido carmínico o carmines para la elaboración de alimentos (Restrepo, 2007).
Otro ejemplo de esta clase de ingredientes es, la gelatina obtenida a partir del colágeno presente en los tejidos de animales como huesos o piel, que en algunos casos puede ser de conejos o peces (Bailach, 2012). Estos representan ingredientes agregados a los alimentos de manera intencional, los cuales por su consumo generan una demanda de la explotación animal, al igual que el huevo, leche, carne, entre otros. Por fortuna, también existen aplicaciones para teléfonos móviles que nos facilitan comprobar si determinados aditivos o sustancias son de procedencia animal. Sin ánimo de hacer publicidad, sino más bien como ejemplo, ¿Es Vegan? es una de ellas.
Pero, ¿qué pasa con las trazas?
Trazas de origen animal
En algunas ocasiones nos topamos con productos que traen una leyenda que dice: Este producto puede contener trazas de: gluten, leche y soya.
Las trazas son partículas minúsculas, demasiado pequeñas para ser medidas o pesadas, que podrían quedar en las máquinas que procesan alimentos, después de ser lavadas y desinfectadas. Del mismo modo cuando se lava una olla, cuchillo o sartén para cocinar podría ser que quedara accidentalmente en el, alguna partícula de huevo, leche, miel o piel humana por el contacto con el objeto. Esto no quiere decir que estemos consumiendo productos de origen animal o demandando su explotación, pues no son agregados a la formula intencionalmente.
El motivo por el cual son mencionados en los productos, es para que la compañía no se vea afectada si a una persona le crea un reacción alérgica y por el derecho del consumidor a ser informado, ya que existen individuos que, con solo entrar en contacto su piel con determinado alimento, puede causarle reacciones alérgicas, aún más si lo consumen. Las empresas están obligadas a informarlo; y generalmente cuando la cantidad de trazas sea mayor al 2%
Por ejemplo:
En alguna ocasión, algún familiar o amistad que ha tomado conciencia de nuestros principios éticos, ha decido prepararnos algún platillo completamente vegetal e incluso lava los utensilios de cocina para elaborar la comida, sin embargo, siempre existe la posibilidad de que después de lavar un plato o tenedor pueda quedar accidentalmente una minúscula partícula de origen animal (traza). Del mismo modo sucede con las fábricas de producción en las que es probable que el equipo en el que se preparan ciertos alimentos quedará con pequeñas partículas que no pudieron ser removidas luego del lavado.
¿Podemos entonces consumir estos alimentos?
La respuesta es sí porque las trazas no son ingredientes del producto y no las demandamos como parte de ellos. Incluso en nuestra propia casa podríamos consumir trazas de origen animal si compartimos la cocina con personas no veganas o si comemos en restaurantes con opciones aptas para veganos.
Como decisión personal algunas personas veganas prefieren no comprar productos de marcas que participan de la explotación animal, aunque estas ofrezcan productos aptos para veganos, como aquellas que ofrecen leche de vaca, pero también leches de soya o almendra, esto porque consideran que enriquecen a productores que participan de la explotación animal. Otros veganos opinan que es bueno aumentar la demanda de productos completamente vegetales para que esos productores reconsideren ofrecer cada vez más productos aptos para veganos y se cree conciencia respecto al rechazo de productos con ingredientes de origen animal, dándole mayor relevancia en el mercado al consumidor vegano. No obstante, algunos dicen que esto trae como consecuencia que el veganismo se reduzca a una opción de consumo más, perdiendo, así, todo el significado del mismo, siento ello un tema aparte y cuestionable aún.
Para finalizar, queremos aclarar que le veganismo no se refiere o reduce a la ingesta alimenticia, el veganismo es un principio ético que busca la abolición de la explotación animal en cualquiera de sus formas y el cambio en la alimentación es solo una consecuencia lógica al ser veganos. Una consecuencia que, al tener ciertas implicaciones prácticas, puede generar dudas en aquellos que recién comienzan.
Referencias
Bailach, C. F., L. Yusá, D. Talens, P. y Vicente, S. . (2012). Gelatimas y colas para el uso en tratamientos de restauración. Estado de la cuestión. Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio de la UPV, 17-22.
Restrepo, M. (2007). Sustitución de colorantes en alimentos. REVISTA LASALLISTA DE INVESTIGACIÓN, Vol. 4((1)), 35-39.
Articulo original Por Difusión Vegana